martes, 12 de abril de 2011

LUCHA DE GIGANTES ¿Y TÚ DE QUE LADO ESTÁS?

La pasión muchas veces se nos presenta en el momento menos esperado, la pasión es silenciosa y goza al entrar en nuestras vidas, siempre estará acompañada de su mejor amigo, su aliado el deseo; mezcla de emociones, sensaciones y ardores que conforman un gran torbellino, que emerge de nuestra sangre, del calor que se produce en ella, va lentamente apareciendo, temeroso de ser rechazado, criticado o juzgado, todos en algún momento de nuestras vidas nos topamos con uno que otro torbellino propio o bien de un extraño, con el tiempo éstos toman una gran fuerza, un supremo poder, manipulan todo a su alrededor y se convierten en gigantes dignos de admirar  por su presencia.
Cuando el escenario es propicio para que dos gigantes se diviertan, el espacio que los rodea se convierte en espectador de un completo caos, de una locura sin bridas, el tiempo se detiene y el mundo de ambos gigantes comienza a simplificarse en ese gran contrincante de juego.  Los dos en ese entonces son imponentes, majestuosos, sienten, disfrutan y gozan en cada uno de sus encuentros, pero un día algo pasa, uno de ellos comienza a debilitarse, el torbellino que lleva dentro comienza a aquietarse los niveles de pasión y excitación en el juego comienzan a descender para colocarse en un estado de calma, la pasión y el deseo que un día gobernaban en él empiezan a convertirse en ternura, en ver al otro como compañero de juego no como contrincante, entonces uno de ellos inclina la cabeza ante su oponente dejándole ver su fragilidad, la victoria ante sus ojos, temeroso de que en cualquier momento le dé un gran golpe y lo termine, simplemente lo aniquile. El gigante fuerte se detiene, no sabe qué hacer, confundido y estresado por tal situación, le toma por sorpresa la debilidad de su contrincante, quiere incitarlo a seguir con la lucha, lo trata de convencer del exquisito sabor y placer que da el poder, el débil opina lo contrario, quiere hacer una pausa en el camino, se siente en desventaja, hace notar sus demandas, suplica cambiar las reglas del juego, su oponente no está dispuesto a cambiar las reglas del juego, no está dispuesto a cambiar o a modificar nada. ¿Qué hace?, ¿Se somete?, ¿Acata las reglas del poderoso?, ¿Asume la ideología de su oponente, creyendo que con el tiempo se adaptará o inclusive las pueda transformar?. En esta historia él toma sus cosas y se marcha, no sin antes mostrarse tal cual con su oponente, dejándole ver sus debilidades, se va con un gran dolor, con heridas que acompañarán las cicatrices de las batallas anteriores, desea encontrar un compañero con las mismas oportunidades que él, quiere limpiar su honor con su oponente, cree que si bien dejo ver sus puntos débiles, al darle la espalda también estará mostrándole su gran valor, su valentía y su coraje por mantener con la frente en alto sus ideales, se marcha con tristeza, con dudas, ¿Hizo lo correcto?, ¿Habrá dejado en el oponente la misma marca que éste dejo en él?, ¿Es correcto lo que hizo?, ¿Estará perdiendo la oportunidad de una gran batalla?, él aún busca las respuestas, pero se siente orgulloso de dejar a atrás a su rival, tratando de seguir con el combate, dicho combate es el enfrentamiento a la vida diaria, a los caminos sinuosos, al fantasma de aquel personaje tan elogiado y de vez en cuando temeroso de su propia sombra.
¿Tú tienes o has tenido una lucha de gigantes? Supongo que sí, algunas veces eres el fuerte, otras el débil e inclusive en ocasiones puedes llegar a ser ambas caras de la moneda, aún así en el pecho, justamente ahí en el corazón guardarás un rayo de esperanza.


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